La mejora de la gestión del mantenimiento puede visualizarse como un sistema de control en que todo debe controlarse y optimizarse detalladamente. Así como otras áreas funcionales en el control del proceso, la gestión del mantenimiento tiene un impacto directo en la ejecución overhauls (mantenimiento mayor en la instalación) y turnarounds (paradas de plantas).
Las buenas prácticas deben adaptarse generalmente para permitir la diversidad en la organización y en la cultura funcional. La comparación de los indicadores de un sitio contra otro debe verse como una experiencia, y no como un ranking para la mejora del negocio del mantenimiento.
Filosofía del Modelo de Mantenimiento Empresarial (BMM).
La filosofía del Modelo de Mantenimiento Empresarial o Business Maintenance Model (BMM) consiste en conseguir que a través del Balanced Scorecard (BSC) se logre la incorporación real de los procesos, para con ello monitorear globalmente el desempeño del negocio del mantenimiento.
Lo anterior permite, proporcionar el desempeño requerido, a la vez que perfila estrategias a mediano y largo plazo de tal manera que se logre la rentabilidad de la empresa ante los cambios de las economías y modelos mundiales.
Por lo cual, el objetivo principal es asegurar que los objetivos del mantenimiento estén alineados a la meta del negocio, considerando las áreas involucradas en la gestión del mantenimiento de activos.
Plan de Implementación del BMM.
La implementación de la estrategia debe convertirse en un plan dirigido a fortalecer los indicadores financieros del negocio, mejorando la forma de trabajo y la cultura de la empresa, por lo que el diseño del plan contempla los siguientes puntos:
- Análisis Estratégico: Establece inicialmente una visión de lo que se persigue y de cuándo debe alcanzarse dicha visión.
- Implementación: Planes de acción para lograr la visión, objetivos y los impactos financieros que se persiguen.
- Especificar las iniciativas exactas que se desarrollarán y cómo se harán.
- Informar a todo el personal sobre la visión y los planes.
- Definir los indicadores para establecer metas concretas y para medir el progreso.
- Identificar los recursos y el personal responsable para llevar a cabo ciertas acciones y el tiempo definido para lograrlas.
- Revisar periódicamente el avance, incluyendo retroalimentación a todo el personal.
Con base en los indicadores se pueden establecer las oportunidades de mejoras que sustentan la inversión de los recursos. El EVA define la estrategia en conjunto con el ROI, ROCE y el BSC, siendo el objetivo analizar los indicadores técnicos de equipos para localizar áreas donde los ingresos pueden ser mejorados, con las acciones de mantenimiento, y donde los egresos pueden ser minimizados.
Basado en los indicadores, se pueden establecer oportunidades de mejora que sustenten la inversión en recursos, promoviendo el análisis de sensibilidad de los indicadores para determinar cuáles iniciativas generarían el mayor retorno sobre los recursos invertidos en sustentarlas.
En resumen, la implementación de una estrategia efectiva implica fortalecer los indicadores financieros del negocio, mejorando la cultura y la forma de trabajo de la empresa.
Para lograrlo, es fundamental diseñar un plan que incluya un análisis estratégico, la implementación de planes de acción, la especificación de iniciativas concretas, la comunicación de la visión y los planes a todo el personal, el establecimiento de indicadores para medir el progreso, la asignación de recursos y responsabilidades, y la revisión periódica del avance.
Estos indicadores proporcionan oportunidades de mejora que respaldan la inversión de recursos.
Al utilizar el Economic Value Added (EVA), el Return on Investment (ROI), el Return on Capital Employed (ROCE) y el Balanced Scorecard (BSC), se pueden analizar los indicadores técnicos de los equipos y encontrar áreas donde los ingresos puedan aumentar a través de acciones de mantenimiento, al mismo tiempo que se minimizan los gastos.
En última instancia, basándose en estos indicadores, se pueden identificar oportunidades de mejora que justifiquen la inversión en recursos, fomentando el análisis de sensibilidad para determinar qué iniciativas generarían el mayor retorno sobre los recursos invertidos en su implementación.
De esta manera, se logra una gestión del mantenimiento más eficiente y rentable, impulsando el éxito y la competitividad de la empresa en el mercado.
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